domingo, 22 de junio de 2008

Relato onírico

Ahí estaban. Todas las películas que admiraba agrupadas en colecciones a precio de oferta. Terror, terror clásico y suspenso. Noches de adrenalina pura. Cada personaje siniestro en tapa, cada monstruo, todo remitía a una caja de pandora llena de sentimientos e imágenes de su pasado. A su vez, muchas de las películas serían cómplices en su futuro. Se encontraba de pronto observándose a si mismo desde arriba, luego de los costados o al estilo que denotan los planos en caída hollywoodenses. No se preocupó por eso, aunque la tendencia persistiría por un largo tiempo. La alienación de su propio cuerpo, lo tenía sin cuidado. Se dedicó a aprovechar sus diferentes ópticas para observar el lugar en el que se encontraba. Acomodado de manera muy estructural, su entorno parecía un cuadro cubista. Era un cuarto pequeño de cuatro paredes, en 3 de las cuales estaban ubicadas, todos los films que creía haber visto en su vida. No había ninguna película ahí presente que el no hubiese divisado. A excepción de una. Una caja sobresalía de las demás, pero el título era ilegible, no por una cuestión idiomática, sino porque las letras directamente no se veían. Giró su cabeza hacia el mostrador para preguntarle al encargado el nombre de esa película. Un hombre de mediana estatura, pelo castaño y peso importante, le contestó que no tenía idea y que nunca había visto esa caja. Extrañado por la respuesta, dio media vuelta, y divisó un guante en el piso, ubicado entre la intersección de dos paredes y cubierto de palos de escoba, los cuales, se encontraban atornillados a la mitad de los estantes. Se agachó y, como pudo, se abrió paso entre los palos hasta llegar al guante. Una voz interior le aconsejó mirar hacia atrás. Cuando lo hizo, observó la expresión de pánico más real y sincera de su vida. La cara del encargado se deformaba del miedo, sus ojos se abrieron en forma desmesurada, y su boca parecía querer emitir palabras atoradas en su garganta. Así estuvo unos segundos, los suficientes para que el hombre lograse, salir del laberinto de escobas. Apenas lo hizo, escucho las palabras “¡Pelotudo que hiciste!”. El emisor era el encargado, quien salió corriendo del cuarto. Asustado, el hombre tomó el guante y quiso seguirlo. Al salir del cuarto se encontró en un pasillo, el cual no creía haber visto antes, lo que le resultó extraño porque la puerta de salida era la misma que la de entrada, es decir, que si o si había recorrido el pasillo para ingresar al local. De repente, se encontró corriendo por ese pasillo, cuando se produjo en su mente, un efecto de esos, que se sienten al recibir un golpe de los que dejan a uno inconsciente. Tiempo y espacio se modificaron. Se encontró, quien sabe cuanto tiempo después del golpe, en un salón, con sus mejores amigos y, con el encargado del video, quien conservaba el temor en su rostro. En los demás, sus caras reflejaban sorpresa y, claramente ninguno de los ahí presentes tenía la menor idea de que es lo que hacían allí. No había muebles en el lugar y el salón tenía una cúpula gótica como techo y retratos en vidrios de colores abarcaban todo el lugar. La sala daba a varios pasillos, en ninguno se divisaba un final. Luego de salir de su estado atónito, buscó alguna salida, dentro de la sala, sin animarse a caminar por los pasillos, cuyas alfombras rojas, quien sabe por qué, le inspiraban temor. Una voz de ultratumba se sintió con gran potencia, a causa del eco producido por la estructura del salón. La voz, provenía de una estatua que contenía una especie de parlante, y en la que nadie había reparado. La figura, personificaba a un campesino del siglo 18, que se encontraba con un balde en una mano, y un tridente para emparvar en la otra. Algo en la figura resultaba inquietante, la sonrisa diabólica que llevaba en una boca que hablaba mas allá de los sonidos. Perversamente, indicaba que se anticipaba el final de los allí presentes. Anticipo que se hizo explícito, cuando la voz les indicó a las personas que debían superar una prueba para poder vivir. Debían beber de una fuente oculta, antes de que el portador de la voz los alcanzara. Todos empezaron a correr en busca de la fuente. Desesperados se tropezaban contra los inexistentes muebles, corrían juntos y se separaban. Entre los pasillos, una y otra vez aparecían en el salón. El hombre divisaba como, una a una, los presentes parecían ser víctimas de golpes invisibles de aire. Pero estos golpes desvanecían a todo aquel que alcanzasen dejando marcas. Sus mejores amigos caían ensangrentados o con fuertes moretones en su piel. Todos sus miedos se hacían presentes y todas las cosas que disfrutaba en otra realidad aquí lo atormentaban. La pantalla ya no dividía mundos y se encontraba lejos de la seguridad de su sillón. Una ventisca le recorrió la espalda y los escalofríos usurparon todos los poros de su cuerpo. Tropezó, por última vez, cambiando nuevamente de tiempo y espacio.

(Nda: La obra exhibida es: "Composition" de Vassily Kandisk)

Notas de lector - Rodolfo Walsh


Los oficios terrestres

La narración comienza relatando hechos que ocurren en un banquete organizado por un colegio pupilo con motivo de la celebración del Corpus Christi. Hace el narrador un fuerte trabajo descriptivo, para que, a través de sus ojos, podamos lograr una imagen muy realista y detallada del lugar donde transcurren los hechos. Luego de la comida, dos estudiantes del colegio, son los encargados de llevar la basura hasta el contenedor, que se encuentra, a una distancia considerable. A base de minuciosas descripciones de espacios, y hechos, el narrador logra transportarnos de un estado de alegría a uno de inquietud, reflejando esas mismas emociones en los protagonistas de su relato. Los chicos que llevan la basura, deben llevar una pesada carga y es aquí donde vemos reflejada la desaparición del estado eufórico, al cual le siguen sensaciones de dolor, y en algunos casos, de agonía. Se exhibe como, a pesar de que hay diferencias entre los protagonistas, tiene lugar la solidaridad, cuando uno ayuda en cierto modo, a que el otro escape del colegio en busca de otro destino. El final queda abierto a la pregunta ¿qué pasó después?, ya que el lector atrapado por la narrativa, quiere saber como siguió la vida, de el chico que se escapa. En el cuento, Walsh logra detener el tiempo. El camino, al ser relatadas las penurias de los chicos llevando el cajón, parece eterno. Sus manos sangrando, las ampollas y el dolor, son recursos descriptivos para lograr este efecto.

Nota al pie

Una oferta 2 x 1 nos hace Rodolfo Walsh en este relato. Las historias 1 y 2 aparecen en paralelo, en el cuento, totalmente explícitas. La historia número 1 refleja a una persona que asiste al reconocimiento del cadáver de un conocido, y mientras habla con otras personas allí presentes, se entera de que el difunto le había dejado una carta. La carta en cuestión es la que exhibe como nota al pie, la cual con el pasar de las hojas, va absorbiendo cada vez mas espacio en las hojas hasta tapar a lo que era la narración original. Este recurso, además de innovador y original, está cargado de significados. A mi parecer esto, quiere reflejar que, a medida que transcurre el tiempo, los sentimientos agobiantes del difunto y sus pensamientos, van transformándose también en sensaciones desesperantes en la persona que recibe la carta. Este personaje, se siente culpable de la muerte del fallecido, y empieza a haber una pelea entre 2 conciencias en su interior, una que asegura que podría haber actuado de otra manera, y una segunda que sugiere que él tuvo la oportunidad de evitar los hechos que se sucedieron.

El tiempo cronológico de la historia número 1, al igual que en oficios terrestres, es bastante lineal, realizándose alguna que otra vuelta atrás en el tiempo, pero siempre en un tiempo fácil de seguir para el lector.

Fotos

Este relato, es el más difícil de seguir de los tres analizados, no en cuanto a su recorrido cronológico sino a que utiliza variadas herramientas para presentar diversos puntos de vista. Tenemos a un narrador que es testigo y a testimonios de los protagonistas de la historia reflejados en cartas y escritos que actúan normalmente, es decir desconociendo al narrador. El cuento refleja la historia de dos amigos, que se separan y se acercan, tanto en kilómetros, como en su forma de pensar, como la mayoría de los amigos lo hacen ¿no? En el transcurso de la historia, Walsh relata anécdotas de sus protagonistas (a veces incluyendo a otros personajes cercanos a ellos, incluso como narradores), y como transcurre gran parte de sus vidas, partiendo de su adolescencia. L estructura que utiliza, es muy interesante, lo hace, en escenas, muy acotadas, y algunas sin un comienzo y un final bien delimitados. Como el nombre del cuento lo indica, capta en cada escena, una parte de la historia, así como también lo hacen las fotos. Nunca se extiende mucho en el tiempo mas allá del hecho que da comienzo a cada bloque. Bloques, además enumerados, lo cual ayuda a distinguir, y separar aun más a un acontecimiento de otro. Interesante también es el trabajo que Walsh hace con el léxico de los protagonistas de la historia, intenta reflejar a una clase social determinada, que habita un lugar determinado. La historia uno es la de Jacinto y Mauricio, y la número dos es lo sentimientos que se van generando en la pareja de Mauricio y en jacinto quienes terminan casándose. La historia 2 aflora cuando el relato se encuentra en sus últimas escenas. Es el estilo de relato que Poe elegiría.

viernes, 20 de junio de 2008

Carver

¿Por qué no bailáis?

En este relato se expone la historia de una pareja que da, con lo que parece ser una venta de garaje. Comienza con una descripción minuciosa de cómo el dueño de las cosas, las saca a la calle. Luego la narración se lleva a cabo, a través de descripciones y diálogos entre una pareja que llega a la casa del propietario de las cosas. Al pensar que es una venta de garaje, empiezan a probar los objetos ubicados en el porche de la casa. El dueño de éstos se presenta, y los invita a seguir probando a los objetos, a beber whisky, y a bailar. Poco a poco los emborracha, creándose siempre, situaciones donde si algo se deja en claro, es paradójicamente, que hay algo oculto, algo que no se le es revelado al lector, quien, impaciente aguarda por una resolución lógica de hechos. Cuando alguien se encuentra en una situación de suspenso, aguarda que algo lo sorprenda. Es lo que hacen las películas de terror. Las buenas películas, dan a entender que el monstruo va a aparecer antes de que aparezca, para captar una mayor atención por parte del espectador y generar adrenalina. Es lo que, en cierta manera, intenta hacer Carver en sus relatos. Mantenernos expectantes, hacernos conscientes de que hay algo que no se nos está mostrando, para captar nuestra atención durante todo el relato. Lo original de éste relato es que todo queda envuelto en signos de interrogación. El final nos cuenta que algo, no muy bueno ocurrió, pero no nos dice que fue lo que sucedió.

La historia número uno en este caso, es la relatada. La historia número 2, permanece sujeta a la imaginación y dotes detectivescas del lector.

De que hablamos cuando hablamos de amor

Aquí aparece la historia de un encuentro entre dos parejas. La historia número 1 y la más visible es la que narra el encuentro en si. Las parejas se reúnen y debaten sobre los diferentes conceptos que cada una de las personas tiene sobre el significado del amor. El anzuelo en este caso, está determinado por las constantes insinuaciones que Carver hace, sobre el posible comienzo de una pelea entre alguno de los matrimonios. El autor utiliza varias herramientas para atraer al lector, como por ejemplo ironía en las contestaciones y discusiones sobre experiencias pasadas por los personajes. Aquí se esconde la semilla de lo que podría ser la historia número 2, la cual, al igual que en el cuento anterior nunca termina de salir a la luz. Se deja entrever problemas en los personajes que derivan de situaciones vividas en el pasado (además de la influencia del alcohol, que, una vez más, se hace presente.). La narración termina con un corte de luz que afecta a los personajes y al lector. Ya que, no se sabe lo que ocurre después.

Una cosa más

Nuevamente, el eje del relato lo conforman, las discusiones, aunque en este caso, se presentan en forma más violenta. Un hombre discute con su esposa y su hija, quienes deciden echarlo de su casa. Nuevamente el factor suspenso, y el drama que asoma pero no aparece, absorben al relato. El cuento parece terminar en que el hombre, antes de irse de su casa, quiere decir unas últimas palabras. Pero nunca sabremos si dijo o hizo algo. Otra vez, la historia inconclusa obliga al lector a deducir los hechos. Un fuerte trabajo en la descripción, y acaloradas discusiones actúan como gancho para el lector.

Consideraciones generales

Varios son los factores y situaciones que se repiten en los 3 textos analizados. En ninguno de los 3 relatos, la historia número dos aflora al estilo de Edgar Allan Poe. Poe mantenía el suspenso en sus relatos, y al finalizar estos, sacaba a relucir la historia que permanecía oculta. Carver, deja con las ganas al lector quien finaliza una y otra vez haciéndose la misma pregunta: ¿y ahora que sigue? Benjamín planteaba que al generar esta respuesta en el lector, era una buena narración. Ni siquiera están dados los elementos (al estilo de novela o cuento policial) para que nosotros resolvamos el enigma de lo que se mantiene oculto. Podemos si realizar hipótesis, aunque éstas nunca serán completamente comprobadas como verídicas.

Otro componente que se repite, es el alcohol. En todos los relatos, alguno de los personajes termina bajo efectos de la bebida alcohólica que ingiere. Me es difícil determinar el porque una y otra vez aparece este factor. Deduje que se debe a la relación entre alcohol, inconciencia y desinhibición. Para que, al no aparecer la historia oculta, al menos aparezca, en parte la personalidad oculta de varios de los protagonistas de sus cuentos.

Autocrítica a mit....3/4 de cuatrimestre

No me voy a extender mucho en ésta autocrítica, si pienso hacerlo en la final. Finalizado el bloque crónica tengo varias cosas para decir…o en este caso escribir sobre mi relación, con la lectura y la escritura.

A pesar de que fue un cuatrimestre en lo personal, hasta ahora muy atípico. Pude salir victorioso de varias peleas contra mi propio ser. Quizás no sea el momento de hacer catarsis, pero necesitaba desahogarme. La escritura y la lectura, siempre fueron dos de mis más grandes amigas. A edad muy temprana, me tomaron, una de cada brazo, y nunca más de abandonaron. Se que siempre podré contar con ellas. Constituyen a mis más importantes hobbies. A medida que avanzo, tanto con la lectura de otros trabajos y la teoría, introduzco nuevos conocimientos, que me ayudan a acercarme a los techos que me voy poniendo. Me definiría como un arquitecto vanidoso pero muy autocrítico. Es decir, puedo estar conforme con lo que hago, pero al rato tiro abajo mi techo. Empecé con una casita de chapas, luego la hice de madera, cemento, y ahora intento hacerla de dos pisos. Conociéndome, luego intentare agregar más salas y quizás otro piso. No tengo apuro, tengo toda una vida por delante, mientras tanto voy planteándome diferentes objetivos con respecto a mis hobbies.

En relación a la entrevista y la crónica, debo admitir que estoy muy feliz, de haber podido adentrarme en mundos casi desconocidos para mí. Involucrarme no sólo en el análisis de otros trabajos, sino también, en el armado de los míos propios fue una muy linda experiencia.

¿Qué es escribir bien? He aquí una pregunta para la cual no creo tener respuesta, pienso que es muy relativo el tema. ¿Desde dónde se plantea? Estoy seguro de que, luego de terminar los dos bloques restantes, me encontraré en condiciones de dar una respuesta personal, mucho más interesante. En mi opinión, escribir bien es superar los límites impuestos por uno mismo. Ya sea en cuanto al efecto que se quiere lograr en el lector, como en la clara exposición de un tema. Estamos rodeados y determinados por límites que nuestro entorno, e incluso nosotros mismo nos imponemos. Nuestro deber es superar esas limitaciones.

Walter benjamín – Anotaciones vinculadas a la problemática de la narración y de la experiencia

El narrador

Consideraciones sobre la obra de Nicolai Leskov

  • El narrador constituye una figura ya de por si alejada y que tiende a alejarse más aun.
  • Cada vez es más raro encontrar gente que sepa contar bien algo.
  • La experiencia que corre en boca en boca es la fuente en que han abrevado todos los narradores.
  • Se presta atención, tanto al que conoce un tema porque ha viajado, como al que puede hablar de algo por estar asentado y pertenecer a un cierto lugar. Distingue entre el agricultor sedentario, y el marino mercader. Sin la compenetración de lo que representan estos dos personajes, sería imposible pensar la extensión real del género narrativo.
  • La narración tiene abierta o secretamente su utilidad, la cual puede variar.
  • Lo que separa a la novela del relato es su relación esencial con el libro. El narrador toma lo que narra de la experiencia, ya sea la propia o una que le haya sido transmitida. Y la transmite, también como experiencia. La novela refleja la vida humana, lo inconmensurable. Nos hace ver la profunda desorientación de los seres humanos.
  • La información, influye en la narración, pretende ser verificada de inmediato.
  • Somos pobres en historias extraordinarias, todo es acompañado de explicaciones, y hay un vacío en la narración.
  • En una verdadera narración, la información tiene su premio en el instante en que era fresca. Sólo vive ese instante, debe entregarse completamente a él, y explicarlo sin pérdida de tiempo. La narración permanece agazapada, y es capaz de desarrollarse después de mucho tiempo. Deja instalada una problemática.
  • Relatar historias es el arte de saber seguir contándolas y se pierde cuando las historias ya dejan de ser retenidas.
  • El cuento o la Short history, se desprende de la tradición oral.
  • Pocas veces se ha prestado atención a que la relación ingenua entre el oyente y el narrador está dominada por el interés de retener lo narrado. La memoria es la capacidad épica por sobre todas las cosas.
  • Memoria inmortalizante del novelista frente a la memoria breve del narrador. En la novela, lo que aparece es la recordación, como don de las musas, en la novela frente al memorar propio de lo músico en la narración, cuando con el ocaso de la epopeya la unidad de sus orígenes había salido de la memoria.
  • No hay narración alguna en que la pregunta ¿y, como sigue?, haya dejado de tener derecho a ser formidable. La novela, en cambio, no puede seguir dando un solo paso más allá de sus límites, e invita al lector a poner él, la palabra “fin”.
  • Quien oye un relato participa de la comunidad de los narradores; incluso, el que lee participa de esa sociedad. El lector de novela, en cambio, está a solas y se apropia de su tema con gran celo.
  • Los cuentos nos dan noticia de las primeras formas que la humanidad encontró para sacarse de encima esa pesadilla que el mito había puesto sobre su cuerpo.
  • Los refranes son escombros que ocupan el lugar de los viejos relatos, y en los cuales se yergue una moraleja. El narrador prosigue su camino entre maestros y sabios. Sabe dar consejos como el sabio. Su don es poder narrar su vida. El narrador es el hombre capaz de dejar consumirse completamente la mecha de toda su vida en la dulce llama de su narración.

Notas de lector - Salinger


Un día perfecto para el pez plátano

El autor divide en cierto sentido al relato en escenas. No lo hace explícitamente, sino que divide al relato en 3 situaciones que difieren en tiempo y espacio bien diferenciadas una de otra. La narración comienza con el siguiente entorno: una chica recibe una llamada telefónica de su madre, quien establece en la atmósfera un clima de suspenso y paranoia, preguntando a cada rato por la salud de su interlocutora, y dejando entrever que su yerno está loco. Constantemente se insiste, en la intención de crear suspenso, repreguntando una y otra vez cuestiones que la hija de la mujer intenta dejar en claro. Pero estos aires, de conversación de nunca acabar, al mejor estilo de “El cuento de la buena pipa”, son los que mantienen al espectador en vilo, esperando por una resolución, porque una de las partes corte el teléfono.

En cierto momento de la conversación se hace alusión a un “tatuaje” del esposo de la mujer que atiende el teléfono, que es una metáfora.

El hombre es veterano de guerra, y en mi opinión, es una cicatriz lo que su esposa nombra como un tatuaje. El verso en cuestión es el siguiente:

- Lo conoces muy bien – dijo la chica, y volvió a cruzar las piernas -. Dice que no quiere tener un montón de imbéciles alrededor mirándole el tatuaje.

- ¡Si no tiene ningún tatuaje! ¿o acaso se hizo tatuar cuando estaba en la guerra?

- No, mamá. No querida (…)

Al finalizar el relato, el hombre se enoja con una mujer porque según el, le mira los pies. Deduje, que en ese lugar, es en donde lleva lo que lo identifica como veterano de guerra, ya sea una insignia, un tatuaje, o una cicatriz.

La segunda parte del relato corresponde a un encuentro entre el hombre protagonista del relato (Seymour Glass) y una niña llamada Sybil. Salinger también crea un clima de suspenso de la siguiente manera. Al dar a entender que es posible que el personaje de Seymour esté loco, crea además en su relato, situaciones de suspenso donde da a entender que el hombre le puede hacer algo malo a la niña.

La última escena se desarrolla cuando Seymour vuelve al hotel donde se aloja con su esposa. El señor Glass, luego de protagonizar el incidente ya descrito anteriormente con la mujer que le miraba los pies, entra a su cuarto y luego de comprobar que su esposa duerme, se suicida.

La historia que se ve, es la descrita anteriormente, y la historia oculta es, en mi opinión, lo que ocurre dentro de la cabeza de Seymour. Su historia personal asoma de a ratos, pero nunca es totalmente transparente para el lector. Los miedos, recuerdos, temores y pensamientos de Seymour lo acosan, hasta desembocar en su muerte. Como Sandra Russo expresó, lo que no soportó, no fue el ir a la guerra, sino hacer de cuenta ante la sociedad que la guerra nunca existió.

El hombre que ríe

En este cuento, se entrecruzan la historia personal del jefe de Los Comanches, lo que el narrador cuenta, y la historia que, el jefe todos los días les cuenta al grupo de chicos a su cargo. Ambas historias se relacionan, estableciéndose analogías entre la vida sentimental del jefe, y las cosas que le ocurren al protagonista de las historias que relata.

La historia uno, está en tiempo pasado y relata la vida de El Club de los Comanches, un grupo de scouts que desarrolla actividades recreativas. Estos ven como transcurren cambios en la personalidad del jefe, pero en su inocencia, no llegan a relacionarlo por los problemas amorosos que él tiene con su novia, a quien consideran una más del grupo de recreación. Pues bien los vaivenes emocionales del jefe, constituyen la historia número dos del relato. Su historia personal, al igual que en “Un día perfecto para el pez plátano” permanece oculta para quienes lo rodean. Pero está ahí latente. Es la que determina los actos de la persona, no lo que intenta mostrar, sino lo que su mente y su corazón lo obligan a exhibir. Cuando la relación del jefe con su novia, marcha bien, la historia que narra es alegre y llena de esperanzas para su héroe. Cuando las cosas empiezan a marchar mal para el jefe, también empiezan a ir mal para el protagonista de su historia “El hombre de la boca deforme”.

jueves, 19 de junio de 2008

Diario de escritor - Bloque narración

Como puedo avanzo con las materias, voy (emulando una frase Maya si no me equivoco) como el caracol. "Lento, pero va". A medida que termino los trabajos que tengo pendientes, voy teniendo cada vez más en claro hacia donde me dirijo. Voy forjando mi propia identidad como escritor. Aprendí que tanto la teoría como la experiencia son significativas. Aprendí que toda madera tiene savia, de todo hay que saber extraer su jugo, para enriquecerme como lector y como escritor.
Eso es todo por ahora.

Sigo con los tps...
MaU

miércoles, 18 de junio de 2008

Jaime Rest - Puntuaciones

- El escritor norteamericano Edgar Allan Poe, definió al cuento en 1842 como una pieza de ficción en prosa cuya brevedad permite leerla de un tirón. Sin embargo en sus comienzos medievales, la situación era muy diferente. El cuento se presentaba como un conjunto de manifestaciones literarias divergentes, que se repartían en diversas categorías. La unificación del género cuento, fue quizás consecuencia del auge del relato breve en Europa a partir del romanticismo.

- C.S Lewis expresa que la cultura medieval se sustenta principalmente en la autoridad, en consecuencia, hasta la validez de una anécdota ficticia resultaba proporcionalmente persuasiva al volumen de sus antecedentes. Por el contrario, la óptica moderna es individualista y las manera en que se encaran relatos y asuntos relacionados con éste se vuelven personales.

- Propp nos dice que el relato folclórico o cuento tradicional, se organiza en el plano de la anécdota, como un encadenamiento de acciones, que en sus expresiones mas primitivas se manifiesta escueto y lineal. La narración fáctica, admite 2 realidades una maravillosa y otra realista.

- Con el surgimiento de la burguesía, se advierte en los relatos una actitud mas realista y mundana. Crece la preocupación artística y declina la intención educativa.

- El relato breve fue siendo desplazado por la novela, caracterizada por un número mayos de historias entrecruzadas y personajes mas desarrollados, y descritos mas exhaustivamente.

- El relato breve nos transmite una conciencia de la incomunicación humana.

- La brevedad del cuento tradicional se debía a que el encadenamiento de acciones se agotaba en su extensión, en cambio, las dimensiones limitadas del cuento moderno, proceden del poder de concentración del narrador para elaborar en forma alusiva situaciones que de otro modo escaparían a la posibilidad de evocación literaria.

Cassany - Procesos de escritura (Anotaciones)

El proceso de composición de un texto, conlleva que el autor realice diversos ejercicios psicológicos. Para investigarlos, se plantean dos tipos de análisis: El introspectivo y el protocolario. El primero se basa en que los escritores recuerden y analicen ellos mismos lo que han estado haciendo mientras componían el texto. Por otro lado, el análisis protocolario consiste en que, a medida que escriben, los autores vayan mencionando lo que se cruza por sus mentes, lo cual es grabado y luego analizado.

Flower y Hayes utilizan el sistema protocolario. Además, proponen un modelo que consta de 3 partes:

1 – La Situación de comunicación: Contiene a todos los elementos externos al escritor. Se distinguen aquí 2 elementos fundamentales. El problema retórico, que engloba las causas por las que escribimos algo, el fin que perseguimos al hacerlo, y el texto escrito que implica que, a medida que avanza nuestra escritura, se nos abren y cierran puertas, condicionando lo que vendrá después.

El proceso de escribir se compone de tres procesos mentales: Planificar (donde se forma una representación mental de las informaciones que contendrá el texto), redactar (se transforma a las ideas en un lenguaje comprensible para le lector) y examinar (se relee todo lo escrito). Por otra parte consta además de un mecanismo de control llamado Monitor.

2 – La memoria a largo plazo del escritor (MLP): Es el espacio donde se guardan los conocimientos que se tienen sobre el tema del texto, y, sobre las estructuras textuales con las que pueden contar.

3 – Los procesos de escritura: Aquí dentro ubican las siguientes consideraciones.

- Los procesos mentales de la composición se organizan de manera jerárquica y concatenada.

- La composición está dirigida por una serie de objetivos, locales y globales.

- Los planes del texto diseñados por el escritor, los conocimientos de la MLP y el texto que se va gestando, compiten para dirigir el proceso de composición.

- Durante la escritura el escritor aprende y puede reescribir y hacer correcciones, utilizando ahora los conocimientos adquiridos.

lunes, 16 de junio de 2008

Bing

Bing es un Big Bang. Un cúmulo de sensaciones que se suceden. Situaciones constantemente desplazándose entre si. Continuamente, predominando unas sobre otras, o quizás, todas amontonadas. Es una habitación desordenada, donde alguien se siente a gusto. Ese desorden es su orden. Es interesante lo que Beckett logra con palabras sin más freno que los puntos. Las comas brillan por su ausencia, dándose una sensación de desenfreno en el lector. Bing es, según desde donde se lo mire muchas cosas. Agonía, una pareja haciendo el amor, la muerte, un loquero. En mi opinión se utiliza un ritmo de imágenes semejante al de un boliche, donde se prenden y apagan las luces. No vemos sino flashes de una situación. No es una realidad. Entran en juego diversas realidades. La del autor, la del lector, y la que está inmersa en el texto, oculta, esperando a ver...al los flashes de luz, para ser vista, al menos, con el rabillo del ojo.

domingo, 15 de junio de 2008

En construcción

Le comunico al/la lector/a del blog...que todos los trabajos del bloque narración se irán publicando en el correr de la presente semana. Disculpen el atraso!

Gracias!


Mauro

martes, 10 de junio de 2008

Elementos

Elemento: Fuego
Ira

Escucho por quinta vez. ¿Ves? Dolor Elvira. Veo que gira, sola y con temor. Sola la cocaina. La mesa aspira. Miradas miran. Blancos ojos. Mente rupturas, mente terror. No. No. Quiebra el honor, entra el horror negro. Expira lo blanco, entra lo negro. Ira. ¿Irá a hacerlo? No se sabe, no presiente, solo observa, solo espera. Ahora siente. Lo blanco, lo negro. Mono. Cromo. Respira odio. La mano suelta el terror. Ojos blancos. Respira, respira. Liras atraviesan lirios visita. Cae su mano. Sigue su cuerpo. El la mira ahora erguida observa. Impacto latente reciente mueca. Ultimo instante, círculo eterno. Engaño ira muerte.

Tarjeta de escritorio


"Un escritor necesita a veces tan solo presenciar con la boca abierta esta cosa o la otra - un atardecer o un zapato viejo - en puro y absoluto asombro"
Raymond Carver

Dialogando con Piglia

Outlet 2 X 1

Según Ricardo Piglia, un cuento cuenta siempre dos historias. Podemos observar la aplicación de esta frase en la interpretación que Sandra Russo hace de la obra de Salinger “Un día perfecto para el pez banana” donde habla del personaje en el que se basó principalmente Salinger para realizar su narración. Russo argumenta que:

Seymour no es solamente el más conocido de los hermanos Glass, sobre cuya historia basó casi excluyentemente su gran obra el escritor norteamericano. Seymour es, sobre todo, un veterano de guerra. Y es sobre todo un veterano porque su tragedia personal, invisible para los otros, callada, encubierta por el tono zumbón y la falsa trivialidad que lo rodea, es en rigor el detonante de todo lo que marcará a la familia Glass. Seymour ha vuelto de la guerra pero su familia, la familia de su novia, sus amigos, sus vecinos, los norteamericanos, lo han tratado como si la guerra hubiese sido apenas un mal trago, un rito de iniciación exagerado. Seymour soportó la guerra, pero no soporta hacer de cuenta que no estuvo en ella.

La frase nos lleva a reflexionar sobre si, más allá del cuento, no estamos rodeados de máscaras. Quiero decir, que trasladando a otro plano la definición de Piglia estamos rodeados de personas (es más creo fehacientemente que nosotros nos incluimos entre ellas) las cuales no tienen una historia que es la que muestran y la que desarrollan, sino que conocemos una historia de esa persona, por eso nos sorprendemos cuando alguien realiza algo que no esperábamos. Cuando esto ocurre, nos deja perplejos el cambio de rumbo que toma la conducta, o la historia a la que estamos acostumbrados a ver, de esa persona. Así como en todo cuento infantil, observamos una moraleja, o en toda novela lo que acapara nuestra atención no es el final, ya que en ese caso veríamos solo el primer y último capítulo, lo que llama nuestra atención es la multiplicidad de historias que se hacen presentes ante nuestros ojos.

Cito nuevamente a Piglia quien argumenta también que:

El efecto de sorpresa se produce cuando el final de la historia secreta aparece en la superficie.

Seymour, quien se pega un tiro en la cabeza, saca a flote aquí la historia oculta, todos los trataban como si la guerra a la que asistió no hubiese existido, y él mismo intentaba actuar como si nunca hubiese estado ahí, pero estuvo, y el interpretar solamente una historia, no correspondida con lo que vivió fue el detonante de su suicidio. Suicidio que exhibió el final de su historia oculta, la cual presionaba a su ser, la cual se hacia presente en su interior día a día hasta que salió, de alguna manera, a la luz.

Pasando a otro tema, hay una pregunta que el autor de “Tesis sobre el cuento” se hace, que me pareció muy interesante. La interrogación en cuestión es la siguiente: ¿De quien depende decidir que una historia está terminada?

En mi opinión depende exclusivamente el escritor quien decide, darle fin a la obra, o, caso contrario, dejar abierta la resolución del final de la historia oculta, es quien escribe quien decide si lo hará para lectores como la tía de Flannery O´Connor, o para otro target de lectores. Hay ocasiones en que la sucesión de palabras dadas en un cuento, es tan hermosa y está tan bien lograda, que aunque hay una resolución de las historias, el lector sigue buscando un después, un que ocurre, en la historia luego, que se escribiría en hojas imaginarias, como seguirían sus vidas los personajes de la historia. Creo que lograr este efecto debe ser una de las aspiraciones máximas de cada escritor, ya que significa, que sus palabras llegaron al interior del lector.

Rememorando...

Autóctono

Verano del 2005. El sol, pasado 3 vueltas al reloj pasado el mediodía, quemaba mi espalda. La luz intrusa atravesaba sin ninguna dificultad los vidrios del 405, fortaleciéndose por el vidrio cómplice. . En ambos costados de la ruta, mientras el auto atravesaba la línea imaginaria entre Argentina y Chile, los colores, sonidos y aromas araucanos se esforzaban por subir al podio de la discusión.

- El lado más lindo es el argentino – decía mi hermano -

- El de chile -le retrucaba mi papá -

Los trazos imaginarios hacen parecer tonto al debate, ya que la naturaleza no conoce de geografía política. Eso pensaría ahora…en ese momento recuerdo haber insistido varias veces con que el lado argentino era el mas lindo, quizás mas por nacionalismo que por remitirme a las pruebas.

En plena disputa, todos empezamos a divisar una sombra en el horizonte, que conforme a los metros recorridos, se iba agradando, hasta que alguien interrumpió con un…”Es un mapuche haciendo dedo”.

Decidimos en menos de 20 segundos llevarlo, por lo menos unos kilómetros para que nos cuente historias e interactuar, intercambiando ideas. Cuando el auto se detuvo el hombre se acercó hacia una de las ventanillas.

- Hacia donde viaja, - preguntó mi papá –

- ¿Eh? – dijo el hombre

- ¿Qué hasta donde quiere que lo llevemos?

El hombre respondió lo mismo, evidenciando una sordera y metiendo la cabeza por la ventana del coche, cuando mi papá le habló mas fuerte, algo tenso por la invasión de su espacio y le dijo que se suba, la puerta trasera se abrió permitiendo el ingreso de la persona al auto.

Apenas se sentó con nosotros, Wilbur se subió a sus piernas, “lindo perrito” dijo, a lo que respondimos algo, que nunca nos contestó. No recuerdo que era, seguramente algún comentario de esos que uno exhala, con aire que sobra cuando no se sabe que decir. A todas las preguntas que hicimos luego, el hombre nos respondía con un “hay buena tierra para cultivar papas” o algo por el estilo, con lo que se vieron truncadas todas nuestras intenciones de escuchar historias o mitos de la cordillera.

Quince kilómetros después del abordaje, cuando nadie tenía idea de hasta donde viajaba nuestro huésped, le tocó el hombro y dijo, hasta acá. Recuerdo que en realidad lo dedujimos, como casi todo lo que dijo porque le faltaban todos los dientes y realmente no se le entendía mucho al hablar. Es decir, las dos partes de la comunicación fallábamos como receptores claros.

El auto detuvo su marcha y el hombre dijo algo en lo que todos coincidimos haber oído.

10 pesos – exclamó

Le pedimos por favor que se baje, atónitos, la situación en esos momentos a mi y a mis hermanos nos pareció al menos rara…una persona que hacía dedo y no pagaba porque la lleven, sino que exigía un pago por ser llevada. El extraño personaje bajó del coche, y hoy, al recordar ese hecho, aun me pregunto que será de su vida.

POR FIN!!!!!!!!!!!!!!

Me complace comunicarles que por fin he llegado, luego atravesar un par de conflictos, a ponerme al día. Desde ahora empezaré a publicar mis notas, referidas al género narración.

Como siempre....Gracias por su comprensión


Mauro

De Tizas y Barbijos - Crónica

Desciendo del colectivo, y mientras voy buscando los cuestionarios preparados doy con una bandera argentina, que flamea, en el mástil de las afueras del hospital. Hacia ambos lados, venden juguetes, y padres juegan con sus chicos, esperando su turno, observando todo a su alrededor. La mayoría de las personas que concurren al Hospital Garrahan provienen del interior del país. Se asombran con las transitadas calles que dan al patio del recinto. Con la peregrinación de autos que van y vienen, en una especie de caos, paradójicamente ordenado.

No muchos saben que dentro del establecimiento, se encuentra funcionando una escuela. Desde hace casi dos décadas la Escuela hospitalaria N°2 Dr. Juan P. Garrahan, se mantiene activa, de lunes a sábados, gracias a la colaboración del Estado y a la buena voluntad de personas que con sus granitos de arena, ya han logrado conformar una linda cordillera. Digo cordillera y no montaña, porque son grupos de gente que a veces, sin nada en común los que desde diferentes lugares, aportan para el crecimiento de la escuela y de la educación de los casi 4000 chicos que, anualmente reciben clases.

Un peu d´histoire

Las escuelas hospitalarias emergieron con gran fuerza – cuenta Marta Gallardo, directora del establecimiento - luego de la segunda guerra mundial, especialmente en Francia, donde quedan muchos chicos internados, y se plantea la necesidad de proseguir con su educación. En nuestro país, este proyecto se remonta al año 1937, y en 1943 se legitima creándose la primera escuela hospitalaria. Durante el gobierno de facto de Jorge Rafael Videla se produce un quiebre, cuando se considera que son innecesarias, y se cierran muchas escuelas. Las gestiones políticas eligen (aunque no debería ser así) favorecer o no a las políticas educativas. Desde que se recuperó la democracia nos hallamos en un punto muy importante de crecimiento y desarrollo para las escuelas hospitalarias. A fines de la década del 80, nace la Escuela hospitalaria N°2, basándose, como todas en el ejemplo de la escuela N°1 Ricardo Gutiérrez, que desde 1945 funciona en el hospital homónimo.

El futuro se construye aquí

Luego de ingresar por una de las puertas principales del hospital, atravieso una especie de boulevard, conformado, por salas de atención e informes, rodeadas de butacas dispuestas como en un cine. Pero aquí no se proyectan películas. En este lugar se llevan a cabo acciones de todo tipo para conformar un futuro, antes que todo posible, y luego digno, para los millares de chicos que son atendidos por mes en él, considerado uno de los 3 mejores hospitales pediátricos a nivel mundial. Tal es el reconocimiento que este lugar otorga, que como queda reflejado en el testimonio de Darío Santoro, uno de los docentes, quien comenta que “(…) cuenta con los mejores médicos, que no están por el sueldo, sino por la chapa que les da el hospital”.

Al terminar el pasillo principal, llego a una sala donde se hace una bifurcación y tengo ahora, que elegir que camino seguir. Dos instituciones se encuentran en el seno del hospital. A mi izquierda, la religión en una pequeña capilla, humilde, pero valiosa (Dios, eternamente privilegió la fe por sobre la pompa). A mi derecha, la educación, giro hacia ese lado, y digo presente, cuando los maestros miraban sus relojes, comprendiendo que era hora de comenzar con las entrevistas, que se sucederían ese día. Asisto ahora a clases, sobre educación en derechos humanos, moral, solidaridad y enfrentamiento de adversidades.

- ¿Dónde están las demás aulas? – Pregunté al ver solo una pequeña sala de un lado, y la dirección del otro.

Todos se reían y me dijeron que no había más. Comprendí que había casi tantas aulas como habitaciones tenía el hospital, ya que pocos eran los alumnos en condiciones de trasladarse todos los días hasta la pequeña sala en la que yo me encontraba. Ahí supe que los docentes se dividían según sectores diferenciados por la patología de los pacientes – alumnos. Una gran diferencia y difícil de superar por parte de los maestros es la que se produce cuando se pasa del clásico “7mo B” a, la habitación 230 del sector de diálisis.

La maestra de plástica Liliana Esteban refleja este tema al decir que “Desde el punto de vista docente cambia bastante la cosa... porque entras en la sala y tenés ocho camas de cada lado y en el lugar estás vos, los padres, las enfermeras, los técnicos y el médico que entra y sale. Te acostumbras, ya que todo forma parte de la situación. Una como docente está acostumbrada a entrar al aula y tener a los 20 chicos sentados en sus respectivos asientos y vos sola frente a ellos”. Enseguida aclara que se acostumbró y que en su profesión considera a todo positivo, en cuanto a que se establecen vínculos muy cercanos con sus alumnos, que se siente importante conteniéndolos y que, por sobre todas las cosas, su tarea les da fuerzas a los chicos para pelear contra sus enfermedades.

El lado sano de los chicos

En la charla con el grupo de entrevistados, con mates de por medio, conversamos sobre los objetivos de la escuelita. Aparecieron como los más importantes: el garantizar la igualdad de oportunidades al niño hospitalizado, a través de una mejor calidad de educación, adecuando el servicio a sus necesidades educativas especiales. Para lograr eso se enfatiza en el hecho de, antes que nada, proporcionar de una excelente capacitación al docente, adecuándolo al tiempo y espacio en el que desarrollará su tarea para garantizar prácticas docentes acordes al perfil de la población escolar. Otro de los objetivos principales es el fomentar espacios de participación comunitaria para que los alumnos, docentes y familiares compartan tiempo y proyectos. Este último es muy importante ya que entre todos, se ayudan mutuamente para superar las diversas crisis que se hacen presentes en el proceso de recuperación del niño que esta afectado por alguna enfermedad. Los niños, presa de su patología luchan como pueden contra ellas, con ayuda de los médicos y familiares. Familiares que parecen y se comportan como personas de acero, pero son de cristal, muchas veces se quiebran. Por eso el hospital cuenta con un grupo de psicólogos quienes también brindan su apoyo a maestros. Maestros que se encuentran con un rol que no es el que atañe a priori a su profesión, o quizás si, pero que aparece en el hospital en un grado mayor: el brindar contención emocional, y además de educar, darle fuerzas a los alumnos para salir adelante, y luchar por vivir.

En el medio de la charla, Liliana nos habló sobre su teoría del “Lado sano de los chicos”. Para el chico la escuela es su lado sano. Que los niños tienen ganas de hacer los deberes porque según su concepción, los niños sanos no hacen deberes, entonces el ir a la escuela y aprender, los ayuda a pensarse a ellos mismos como chicos sanos.

A medida que recorro nuevas instalaciones en el hospital, observo que hay una salita multifunción. Funciona como sala de informática, biblioteca y conservatorio. Cuando le pregunto a Darío sobre los libros, me contesta que reciben muchas donaciones, entre ellas nos cita la de Daniel Filmus (ex ministro de educación de la Nación Argentina) “…esos libros de ahí arriba, los trajo Filmus (dice señalando la biblioteca). Nosotros le dijimos al ministro, que los chicos muchas veces no devuelven los libros y el nos respondió que estaba perfecto que era lo que buscaban al donarlos”. Esta anécdota refleja lo importante que es para la institución, que no todo quede ahí, sino que la escuela sirva para ayudar a los chicos a reincorporarse a otras y a no perder su año lectivo. Al mostrarme Darío los boletines, observo que se manejan como cualquier otra escuela pública, las mismas materias cada una con su nota correspondiente y su plan de trabajo, el cual obviamente se adecua a cada situación.

El arte por el arte…y algo más

Los dibujos de los chicos cubren, las paredes del hospital, decoran las habitaciones y marcan el territorio de lo que les pertenece en las aulas, en su espacio, donde son libres, donde aprenden y enseñan. Donde los colores los ayudaron durante años a evadirse, a pensar en un lugar mejor, a castigar con amnesia a sus dolores. En el aula principal, se observan, personas, animales, casas, paisajes, dotados del más perfecto realismo, el que sale de la mente de los niños. Al fin y al cabo, no hay más realismo que su ficción. Los lápices esperan ordenados, que los desordenen para su felicidad. Todo está en calma y reina un ambiente manso que roza lo aburrido. Salgo de la sala y voy a la dirección. La directora me hace ver la gran importancia que se le da al arte cuando me muestra que casi la mitad de los docentes se reparten entre tareas como talleres de teatro, artes plásticas y música. “Es muy fuerte para los chicos luego de una muestra, convencerse a ellos mismos de lo que lograron y eso les fortalece mucho el autoestima”, comenta uno de los maestros, mientras otros sonríen asintiendo con la cabeza. “Además (comenta otro), es muy importante también para los padres, a ellos también les da fuerzas y los enorgullece el ver las cosas que hacen sus hijos”. Y con razón – pienso -, debe ser una experiencia muy fuerte estar presente en la pelea de tu hijo por vivir, y verlo, empeñarse además por dibujar y hacer cosas que lo hacen feliz.

Dos semanas después de mi paso por el hospital, se organizaría una muestra conjunta de dibujos realizados por los chicos y, una puesta en escena de una obra de teatro también llevada a cabo por ellos.

Anécdotas y reflexiones

Para finalizar la crónica decidí incluir anécdotas para acercarnos aún más al hospital, y ver también desde otra óptica al mismo. En lo general son temas que marcan un continuará. Esta crónica tiene como uno de sus propósitos el plantearse como la rama de un árbol. A través de testimonios, expondré temas que si bien no serán tratados, son de interés para futuros trabajos. A pesar de no relacionarse específicamente con la escuelita, fue gracias a ella que di con estas nuevas extensiones del árbol.

Geografía y antropología: Está el caso de la descentralización de los centros de tratamiento, tema que fue planteado por los mismos maestros y no por las autoridades del hospital. Santoro, es quién plantea esta cuestión al exponer que: “(…) hay que descentralizar el Garrahan. No puede ser un único hospital y que vengan chicos de Jujuy o de Tierra del Fuego. Tiene que haber un hospital pediátrico de complejidad, en el norte, y otro en el sur de nuestro país. (…) es muy difícil para los chicos de las provincias adaptarse a lo que es el clima; las calles mismas los aterrorizan y el movimiento social es tan grande, que se sienten aturdidos.” Pero no es el único testimonio sobre este tema, la directora de la escuela nos hablaba, desde otra perspectiva de chicos que vienen de otros lados “Un chico viene del Paraná, pero allá no se quiere atender, prefiere las cinco horas de viaje en ambulancia. Cinco de ida y cinco de vuelta, y no ir al hospital de su provincia. Él acá se siente contenido y esperaba no tener que irse”. Eso habla del nivel de contención que se busca establecer.

Medio ambiente y salud: “Hay muchos chicos que vienen de Misiones, por trasplante hepático, porque en el río están tirando cromo. Es decir, que no puede ser que vengan para trasplante porque hay personas que están contaminando los ríos con un metal pesado. Las personas toman esa agua y terminan con cáncer. Por otro lado, en Ezeiza enterraron material radioactivo de la central atómica y todos los que llegan de esa zona, vienen con un altísimo grado de contaminación radiactiva y eso es infalible. No hay nadie que se salve de eso”. Fuerte testimonio de uno de los maestros, que prefirió resguardar su identidad.

Matemáticas: La institución educativa se mantiene por medio del gobierno, y donaciones de terceros, quienes además de dinero, aportan, muebles, materiales de construcción, libros y todo lo que la escuelita necesite para llevar a cabo sus clases.

Historia: Vuelva a comenzar con la lectura de la crónica.

Reflexión sobre el género crónica

Para la reflexión del género, elegí responder el cuestionario propuesto a los autores en “La argentina crónica”, basándome en mi nueva experiencia como cronista. Al finalizar el cuestionario, atenderé cuestiones no abordadas en mis respuestas, y que considere importantes. Al responder las preguntas, también expondré mi posición sobre algunas de las opiniones de los autores seleccionados por Maximiliano Tomas.

¿Cuál es su definición de crónica periodística?

¿Cuál cree que es su finalidad?

¿Qué límites - éticos, metodológicos – existen a la hora de contar una historia para investigarla?

La crónica periodística, es una modalidad literaria, en la que el profesional cuenta con una variada gama de recursos a su disposición, los cuales utiliza para narrar una historia. Puede recurrir, siguiendo los ejemplos de Walsh y Capote (pioneros de la Non - Fiction) a testimonios, descripciones, anécdotas y documentos. Al referirse la pregunta a la crónica periodística, considero necesario que ésta encierre en su desarrollo, las cinco W que deben estar presentes en toda noticia. Debemos pensar entonces, si la crónica implica en su génesis a la noticia. Pues bien, la Real Academia Española define a la palabra Noticia como: “Contenido de una comunicación antes desconocida”, o como un “Hecho divulgado”. Por lo tanto, queda demostrado así que la crónica contiene dentro suyo una noticia. Coincido con varias definiciones dadas en el libro “La argentina crónica”, las cuales expondré a continuación, comentando a cada una de ellas.

Carolina Reymúndez, expone que la finalidad de la crónica es “(…) contar una historia, iluminar ese pedazo de mundo…”. Ésta definición que puede sonar vacía en un principio, encierra cosas detrás. Al hablar de iluminar un pedazo de mundo, se hace referencia a la “Alegoría de la caverna”, ya que se utiliza ahora a la crónica para llevar luz hacia algo que era invisible. Es decir que se le muestra al lector, algo que desconoce, para que él decida que hacer con lo que tiene ante sus ojos. Luz es, en este caso, sinónimo de conocimiento. Más que interesante sería contraponer a esa definición con la expuesta por Leila Guerriero, quien comenta que la finalidad del género es “(…) tratar de contar historias que siempre han estado ahí pero sobre las que se han posado miradas bobas o distraídas. (…) hacer que un tipo, en el living de su casa, lea y se cuestione un par de lugares comunes relacionados con éstas historias, podría ser un objetivo mas o menos modesto y de tan inútil, noble”. Según esta opinión la crónica no necesariamente tiene que ocuparse de cosas totalmente novedosas o desconocidas, sino que debe, en alguna forma encontrar lo ya observado, para posarse sobre eso, mirándolo desde otra óptica para hacer que el lector reflexione sobre lo que tiene ante sus ojos. Leila dice esto con cierto escepticismo. A mí, esa reflexión me condujo a concebir las siguientes preguntas. ¿Para qué lector se escribe? ¿Qué influencia tiene ésta decisión en la crónica? No creo que vaya yo a resolver un debate que lleva siglos. Hay opiniones que avalan que el escritor escribe antes que nada para si mismo sin condición alguna que lo limite, pero igual cantidad de personas indican que el cronista escribe, a priori condicionado por el lector al que se dirigirá su crónica. Por mi parte considero que la balanza se inclina siempre hacia la segunda opción.

Planteemos posibles escenarios:

- En el caso de realizarse un trabajo independiente, sin finalidad de publicación, el escritor comenzará por escribir, antes que nada para si mismo, pero el ego del hombre siempre nos tienta a querer que alguien lo lea. Inconscientemente, en mi opinión, alguien siempre escribe para otro. Inclusive, al escribir para nosotros mismos, nos planteamos como lector, condicionándonos, y analizando que sistema o forma de narrar un acontecimiento es más afín a nuestros gustos. Continuamente limitamos nuestras posibilidades, estableciendo subjetivamente que tal estructura o léxico es más adecuado que otro para tratar un tema determinado.

- Al escribir para medios de comunicación, el cronista, además de encontrarse limitado por los factores nombrados anteriormente, se encuentra sometido a nuevas limitaciones. Hablamos ahora por ejemplo de ideologías de editorial, el target de público al cual el medio se dirige, y la provisión de un sustento económico adecuado para su investigación. Hago un paréntesis, para citar a Esteban Schmidt quien responde lo siguiente, al preguntársele por los límites de la crónica como práctica: “El límite más obvio en la Argentina es que nadie, ninguna cooperativa u ONG paga el tiempo que lleva hacer las cosas bien. Eso en principio limita mucho la agenda porque los periodistas, pueden narrar sobre una muy escasa gama de posibilidades, siempre atada además a no complicar la relación de esos medios con los anunciantes”. Claramente se observa en esta definición los límites a los que esta sometida la crónica, además de los impuestos por el lector a quien se va a dirigir.

Continuando ahora con los límites de la entrevista, a los nombrados anteriormente, quiero agregarle los límites morales a los que se somete la ventilación de ciertas noticias. Cristian Alarcón expone que: El límite (…) es no vulnerar la dignidad de los protagonistas ni la seguridad de las fuentes. No estoy del todo de acuerdo con ésta definición ya que considero que establece límites muy precisos. Es interesante observar como se contrapone con la definición dada por Josefina Licitra. Ella plantea que los límites éticos los pone uno mismo al momento de escribir, y por lo tanto, existen los mismos límites que uno se impone en la vida diaria. La ética según su concepción, es personal, y no considera repudiable, el que el cronista traicione a los protagonistas, en el sentido de que, no escriba, lo que el protagonista espera.

Pasemos por último al tema de lo estructural y lo cronológico. Martín Caparrós plantea éstos aspectos de la crónica de la siguiente manera. “Siempre que alguien escribe, escribe sobre el tiempo, pero la crónica – muy en particular – es un intento siempre fracasado de atrapar el tiempo en que uno vive. Su fracaso es una garantía, permite intentarlo una y otra vez – y fracasar e intentarlo de nuevo (…)”. Además expone que “Así escribieron América (…) narraciones que partían de lo que esperaban encontrar y chocaban con lo que se encontraban. Lo mismo que nos sucede cada vez que vamos a un lugar, a una historia, a tratar de contarlos. Ese choque, esa extrañeza, sigue siendo la base de una crónica”.

Las ideas aquí planteadas por Caparrós, despertaron en mi, una sonrisa, quizás por afinidad de pensamientos. Creo, al igual que el periodista – escritor, que siempre a priori intentamos informarnos sobre los hechos que tratamos de explicar, y que siempre chocamos con algo que nos sorprende. Eso es, en mi opinión lo mas rico que una crónica puede dejar en el cronista, el hecho de que se de cuenta que, intentando enseñar un tema, puede incluso instruirse sobre mucho más de lo que luego pretende exhibir. La riqueza de una buena investigación permanecerá por siempre en la cabeza del escritor. A ésta idea la uno, a la primer cita de Caparrós. Los fracasos e intentos de los que hablar, parecen remitirse a un ensayo sobre error y aprendizaje. Quizás al intentar retener al tiempo, uno se transforma en un ratón de pruebas, pero el volver a intentar una y otra vez retener al tiempo, nos hace cada vez más ricos siempre y cuando no perdamos nunca las esperanzas. En ocasiones quizás debamos agradecer el hecho de ser “el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”.

Pasando por último al plano estructural, el cronista puede jugar con la cronología narrativa, encontrándose en la crónica con una cronología, en su forma de narrar, y una sucesión de hechos que anota, los cuales también se suceden en un tiempo y espacio determinado. Ulibarri plantea en “Idea y vida del reportaje” diferentes estructuras posibles que nos ayudan a decidir como encarar nuestro trabajo. Exponiéndolas con humildes definiciones y a ojo de águila, las posibles elecciones son las siguientes.

- Estructura por bloques: Se divide al trabajo por bloques temáticos.

- Contrapunto y dialéctica: Se exponen de manera separada o conjunta, opiniones encontradas sobre un tema determinado.

- Cronología: Se elige en que orden exponer una sucesión de hechos determinados. Mediante elipsis y analepsis, se intenta darle diferentes efectos a una crónica.

- Estructura por escena o casos: Se establecen hechos sucedidos en diferente tiempo y espacio, pero que contengan un hilo que los una, es decir, un eje temático que los reagrupe.

- Estructura coloquial: Según palabras de Ulibarri “No hay una investigación profunda en que basar el texto, sino una experiencia relatada con soltura y espontaneidad”.

El cronista por lo visto hasta aquí cuenta con infinitas herramientas para realizar su trabajo, puede combinar estilos e incluso las estructuras recién analizadas, a su antojo, provocando según su utilización diferentes efectos. El cronista, es a la vez, etnógrafo, investigador, periodista y escritor.

Diario de escritor - Crónica

Primeras dudas - 04/06/08

Estoy en la etapa de recolección de datos, y surge en mí la pregunta sobre que estilo y que tema voy a tratar en la entrevista. Leo a Capote, y me pregunto si quedará bien la crónica por brotes de inspiración, o por horas y horas intentando escribir. Descubrí que lo segundo es lo que seguramente me lleve a quedar satisfecho con mi trabajo. Prosigo entonces a, antes que nada revisar a ver que datos poseo, y entonces así ver desde que lado enfoco a mi trabajo. Ya cuento con datos históricos de la institución, entrevistas, testimonios y observaciones del lugar. Ahora se de qué hablar, voy a dar a conocer la escuela que funciona en el Garrahan, mostrando anécdotas con los testimonios que tengo y dejando en claro, de una manera lo mas objetiva posible la importancia que para mi tiene esta institución en la sociedad. Al hablar de “objetivamente” me refiero a que rondará, al menos a priori en la crónica la frase “A las pruebas me remito”, otorgándole al trabajo un perfil periodístico.

Estructuralmente hablando – 06/06/08

A pesar de que hace unos días dije de que iba a hablar, se me hace difícil el ver el cómo tratar al tema. Pienso en como mostrar algo de manera objetiva, porque reconozco que generalmente me dejo llevar por la subjetividad. Mas allá de la subjetividad a la que está atada toda persona como elegir que material descartar o en que orden, soy propenso a dar mis opiniones, o tratar de influenciar al lector. Ahora que pienso… ¿no tiene nada de malo no?, hay autores que hacen esto y sin embargo, logran placer en el lector, que no se siente ofendido, y no dice “no quiero que me digan lo que tengo que pensar” sino que acepta los comentarios como decoradores de acciones.

A la hora de elegir la estructura fui a buscar los apuntes de Ulibarri y decidí que lo más conveniente era dividirla por escenas, y subtitularla para favorecer, el descanso de la vista en el lector y además guiarlo en el tema a desarrollar.

El día después del mañana – 08/06/08

Entregaré la crónica que acabo de revisar por última vez. Me costaron mas que nada dos cosas…abrirla y cerrarla. Para abrirla elegí una entrada descriptiva e introductoria, elaborando ganchos para el lector, por medio de algunas metáforas, que rápidamente se aclaran. Para cerrarla consideré una buena idea, el mostrar anécdotas y testimonios relacionándolos con materias. Ya que hablamos de una escuela la ocurrencia me pareció pertinente.

En cuanto a los subtítulos…

“Un peu d´histoire” me pareció un buen subtítulo dada la relación estrecha entre las primeras escuelas hospitalarias y Francia. Además consideré que le daba un lindo toque al trabajo la superposición de idiomas.

“El futuro se construye aquí” surge de la idea de que los niños son el futuro de la nación y de que mediante la educación y la salud, estamos cuidándolos para que el día de mañana crezcan sanos y fuertes.

“El lado sano de los chicos”, no hace falta explicarlo ya que guarda una estrecha relación temática con el tema desarrollado en ese segmento de la crónica.

“El arte por el arte…y algo más” hace referencia a que en la escuelita más alla de realizar tareas artísticas por simple gusto. La cuestión con las historias que se narra, muestran que hay un trasfondo grande detrás del porque se hacen dichas actividades en la escuelita.