martes, 10 de junio de 2008

Piezas de cristal - Crónica de Walsh

Operación Masacre es una respuesta al viejo debate sobre el compromiso del escritor y la eficacia de la literatura. Frente a la buena conciencia progresista de las novelas “sociales” que reflejan la realidad y ficcionalizan la enfermedad política, Walsh levanta la verdad cruda de los hechos, la denuncia directa, el relato documental. Un uso político de la literatura, debe prescindir de la ficción.
Esa es la gran enseñanza de Walsh.

Ricardo Piglia

Stand by biográfico

Agarro la mochila y emprendo viaje hacia la universidad. Desde hace unos días, se encuentra en ella, la muestra itinerante de Rodolfo Walsh titulada “La sublevación de la palabra”, conmemorando los 31 años de su desaparición. La exposición (declarada de interés cultural por la Honorable Cámara de Diputados de la Nación), se encontraba ya a 10 cuadras de la calle en la cuál ya estaba mi colectivo. Decidí bajar antes para caminar un momento, tomar aire y repasar algunos datos básicos.

Para aquellos que aún no lo conocen, Rodolfo Walsh nació en Choele Choel (Provincia de Río Negro), 2 años antes de la crisis de Wall Street. Criado por una familia conservadora de ascendencia irlandesa, nadie podría prevenir la rebeldía de este hombre, quien estuvo gran parte de su infancia internado en una congregación de curas. Lejos de aislarse de la sociedad, dedicó gran parte de su vida a desenmascarar las injusticias sociales, contra las cuales luchó con tenacidad, desde diversos roles:

intelectual

periodista

escritor

militante

. Cabe adjudicársele a Walsh la siguiente cita del Himno a Sarmiento:

“Fue la lucha, tu vida y tu elemento;

La fatiga, tu descanso y calma”.

Empezó a familiarizarse en forma profesional con la pluma, a los 17 años cuando empezó a trabajar en una editorial como traductor, y, 3 años después, comenzaba a publicar sus primeros textos periodísticos. Luego, forjó una importante carrera como escritor. Quizás valorada en su verdadera dimensión, hoy, y no en aquella época, como ocurrió con muchos de los adelantados, de los grandes hombres de las artes, y por sobre todo, con lo grandes hombres, a secas.

Ajedrez

Ya dentro de la universidad me muevo como un peón y avanzo hasta casi chocar con un panel con una gigantografía de un retrato de Rodolfo. L. Me encuentro ante otro panel en el que se inscribe la leyenda, El militante, me encuentro ahora entre varias instalaciones, paneles, objetos, todo conforma una especie de laberinto. L. Quedo enfrentado a una gran historieta, que representa a los hechos narrados en Operación Masacre, la obra más emblemática del escritor de la cual también se observan en la muestra diferentes ediciones, y opiniones de diversos autores. Giro hacia atrás. L. Hacia la Izquierda. L. Ahora me rodean, un tablero de ajedrez, deporte en el que se encontraba inmerso Walsh, cuando escuchó la frase “Hay un fusilado que vive”, frase que nunca se alejó de su mente y que fue el germen del interés de Walsh por los fusilamientos efectuados en José León Suárez en 1956. De su investigación de esos hechos, nació Operación Masacre, en mi opinión fundadora de la Non – Fiction. Para muchos Capote fue quien inauguró el género de novela realista con “A sangre fría”, pero a las pruebas me remito, ya que Op. Masacre fue publicada varios años antes.

Volviendo a la exposición, en varios espacios, aparecen réplicas de sus anteojos, aquellos que este alfil utilizó para luchar contra los reyes, quienes no toleraron su sublevación. No toleraron, la “Carta abierta de un escritor a la junta militar”, publicada en el primer aniversario del golpe de estado llevado a cabo por las fuerzas armadas en 1976. En esa carta, el periodista, militante de montoneros y escritor, denunciaba las atrocidades políticas, económicas y deshumanizantes efectuadas por la dictadura. Un día después fue secuestrado por un grupo de tareas. 31 años después, aún se desconoce su paradero.

Deslizo mi mano hacia mi bolsillo, y grabo algunas frases expuestas en los paneles, una carta de Osvaldo Bayer, un poema-homenaje de Mario Benedetti, escritos de García Márquez reconociendo la grandeza de algunas investigaciones de Rodolfo. A esta altura me permito llamarlo por su nombre, por el cariño y admiración que despertó en mí esta persona.

Varios hombres, ese hombre

Los objetos y paneles dispersados sobre el espacio de la universidad, se esfuerzan por denotar cada una de las características que hicieron de la multiplicidad de acciones, a ese hombre. En todos sus trabajos pueden objetársele ideologías sino se está de acuerdo con el, se puede admirarlo, o despreciarlo como lo hizo parte de la sociedad, sociedad que eligió el silencio para con 30 mil desaparecidos. Pero, si algo no se puede negar, es que el defendió sus creencia hasta la muerte, que luchó por lo que el creía justo, que no le tembló el pulso a la hora de denunciar hechos que pondrían en peligro su vida. Hago un último movimiento de ajedrez, giro haciendo una ele una vez mas, retrocedo 10 baldosas, giro sobre mi izquierda y me alejo sintiendo, un fuerte peso, como futuro periodista. Comprendí que una torre de babel llena de historia, se yergue ahora en mis espaldas. Mi visión del rol del periodista, cambió notablemente.

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